ENSEÑANZA DE LA FÍSICA Y LA QUÍMICA
Josephine en 1864
Josephine Cochrane. Las
familias, los hoteles y restaurantes le estarán eternamente agradecidas, al ser
la inventora del lavavajillas
Josephine Garis Cochrane, nació el 8 de marzo de 1839 en Ashtabula, Ohio ( USA) , hija de John Garis, ingeniero civil [1] y de Irene Fitch. Muy jovencita acompañaba a su padre en sus trabajos, como ingeniero civil especialista en molinos de agua. Como su madre falleció cuando era niña, su padre la matriculó en un instituto privado de Valparaíso (Indiana), que tuvo que cerrar al declararse un incendio que lo quemó. Continuó estudiando en Shelbyville (Illinois) donde vivía una hermana de su padre, hasta que conoció a un comerciante y político local del partido Demócrata, William Apperson Cochran, con el que se casa a los 19 años.
Gracias a los contactos del marido, la casa de la pareja pronto se convirtió en centro de la vida social de Shelbyville y lugar de celebración de numerosas fiestas. Sin embargo, la vajilla doméstica compuesta de caras porcelanas chinas (pertenecientes a la familia desde el siglo XVII) sufría de roturas o desperfectos por motivo del lavado manual de los sirvientes, así que Josephine pensó en alguna alternativa que también aliviara a las amas de casa en la penosa tarea de lavar los platos después de las comidas [2] . Comentando su idea con sus amigos, se puso manos a la obra.
Dos semanas después de comenzar el diseño de su lavavajillas, falleció su marido, dejando muchas mas deudas que bienes [3] . Su única solución era comercializar su invento. Mantuvo el apellido de su marido, Cochran, pero añadió la «e» después de su muerte [4] .
La máquina fue construida en el establo de la residencia de los Cochran con ayuda de un amigo mecánico ferroviario, George Butters. Al cabo de dos meses ya tenía el primer lavavajillas.
La primera patente del lavavajillas
Josephine y su primer lavavajillas
Los
contenedores metálicos para depositar los platos, tazas y cubiertos fueron
hechos a medida de las distintas piezas e iban situados dentro de una rueda que
reposaba sobre una superficie plana en el interior de una caldera de cobre. La
principal novedad estaba en incluir agua caliente expulsada a presión a través
de una bomba hidráulica manual. Con cada movimiento de la manecilla de la bomba,
el contenedor metálico con los platos giraba un poco y el agua jabonosa se
repartía de manera uniforme. Para enjuagar el jabón había otra bomba, activada
con la misma manecilla, que impulsaba agua muy caliente, que aparte de eliminar
gérmenes, aceleraba el proceso de secado.
La máquina podía lavar automáticamente en dos minutos hasta 200 platos, que eran secados con aire caliente en los propios estantes. La noticia de su invento se difundió, y pronto recibió pedidos de su lavadora de platos para restaurantes y hoteles de Illinois, patentó su diseño y lo empezó a producir.
La solicitud de la primera patente , se presentó en agosto de 1887, y se le concedió en octubre de ese año. Crean una compañía para comercializarla, aunque por no disponer de fondos para montar una fábrica, otros tuvieron que fabricarla. Se hicieron dos modelos, uno casero, operado a mano, y otro industrial.
Su invento se expuso en 1893, en la Exposición Mundial
Colombina de Chicago y ganó el
primer premio por: “La mejor construcción mecánica, duradera y adaptada al
ritmo de trabajo”.
En 1898, ya reunió los fondos suficientes para montar su propia fábrica, estando Butters, como encargado de la producción. Por fin a los 60 años, había consolidado su empresa, la compañía Garis-Cochrane ( que se convertirá en el siglo XX, en Whirpool). Empezaron solo con tres trabajadores, pero por primera vez podía hacer lo que quería con el diseño y otros detalles de las máquinas sin tener que soportar las vejaciones de los que la menospreciaban. Obtuvo el respecto de todo el mundo y pudo implementar los cambios que deseaba. Sus principales clientes seguían siendo hoteles y grandes restaurantes.
Trabajó hasta 1913,
falleciendo de agotamiento nervioso, lo que le provocó una parálisis, el 3 de
agosto de 1913, en Chicago, a los 74 años de edad.
Lápida mortuoria
Josephine Cochrane empresaria
Lavavajillas industrial presentado en la exposición de Chicago
NOTAS FINALES
[1] Había inventado una bomba para desecar terrenos pantanosos
[2]
Los criados estropeaban la vajilla, y lavarla ella, no
era opcional. Todo ello la llevó a exclamar “¡Alguien tendría que inventar una
máquina para limpiar vajillas!” y, cuando hubo comprobado que este alguien no
aparecía en ninguna parte, decidió inventar ella misma una máquina que
protegiera la preciada vajilla de los errores de los criados, es decir, una
máquina que eliminara, en lo posible, la intervención humana en el proceso de
limpieza En general, el trabajo de lavar platos a mano en las cocinas de
restaurantes y comedores de la época era agotador y muy desagradable, a causa
de la suciedad, los malos olores y la atmósfera sofocante provocada por el agua
caliente. Además, se encontraba muy mal pagado, si bien los lavadores eran
dueños de la capa de grasa que quedaba en el agua y que vendían a los
fabricantes de jabón. El procedimiento empleado habitualmente era remojar las
vajillas en agua jabonosa caliente.
[3] Sus deudas ascendían a 2769,77 dólares, y sólo dejó 1535,59.
[4] El matrimonio tuvo dos hijos, Hallie, que murió con dos años y Katharine.